¿Qué celebramos el 1° de mayo? Filosofía del trabajo, cuerpos en venta y dignidad interrumpida
“El trabajo no es la maldición del ser humano: es su posibilidad de libertad. Pero sólo si no le exige dejar de ser humano para ejercerlo”.
(Jean Guitton, 1951)
1. Dies laboris, dies silentii
El 1° de mayo debería ser un día para el pensamiento. Pero en la mayoría de los casos es apenas un feriado funcional: pan y sombra para que el sistema no se desborde. ¿Qué celebramos exactamente? ¿El derecho a trabajar o el deber de obedecer? ¿La dignidad conquistada o la explotación sistemática con día conmemorativo?
La historia no es amable con quienes creen que la clase trabajadora ha ganado. Lo que se celebra el 1° de mayo no es la plenitud del trabajo humano, sino su interrupción simbólica. Un día sin máquinas, para que al día siguiente sigan sonando.
2. Labor alienatus
En la tradición marxista, el trabajo no es sólo actividad productiva, sino categoría ontológica. El problema no es trabajar, sino trabajar sin sentido, sin autonomía, sin fin propio. Marx habló de Entfremdung, alienación, como la expropiación del sujeto respecto de sí mismo. Produce, pero no se reconoce en lo producido.
Hoy, la alienación se viste con nuevos trajes: currículums optimizados por IA, horarios líquidos, contratos fugaces, métricas inhumanas, multitasking, ser tu propio jefe... El sujeto no es reemplazado por la máquina: es la máquina. Vive como algoritmo, produce como dato.
3. Pensar es trabajo
Contra la lógica brutal del “agarrá la pala”, cabe reivindicar que pensar también es trabajo. Que escribir, enseñar, cuestionar, leer, articular ideas, interrumpir los discursos dominantes es una forma de laburo tan real como cavar pozos. Jean Guitton afirmaba en El trabajo intelectual [Le travail intellectuel] (1951) que “trabajar con el pensamiento exige método, perseverancia, y una entrega mayor que el trabajo manual”. Una afirmación provocadora, sin duda, pero necesaria en esta época que fetichiza el hacer visible y descarta lo invisible.
La filosofía trabaja. Aunque no facture por hora.
4. El trabajo como colonización del cuerpo
Hoy el cuerpo es propiedad del capital. Se alquila. Se adapta. Se disciplina. Se entrena. Se hipervisibiliza. Desde la fábrica taylorista hasta el OnlyFans posmoderno, el cuerpo ha sido, como dijo Foucault, un campo de batalla: le corps est l’objet et l’instrument du pouvoir.
¿Celebramos el trabajo o la venta del cuerpo? ¿La dignidad o la obediencia metabolizada como virtud?
Tal vez la verdadera utopía no sea dejar de trabajar, sino poder hacerlo sin humillarse. Sin falsificar sonrisas, sin bajar la cabeza, sin tener que aprender a decir “sí, jefe” en tres idiomas.
5. Una jornada de interrupción
El 1° de mayo debería ser menos un día de descanso y más un día de interrupción. Una pausa real. Filosófica. Radical (en el sentido etimológico, claro). Una jornada en la que la productividad se suspenda como gesto político. Donde no se produzca contenido, ni se emita opinión por contrato, ni se rinda culto al dios algoritmo.
Dies interruptio. Una jornada donde la humanidad recupere su voz interior y recuerde que vale más por lo que piensa que por lo que rinde.
El trabajo no es un castigo, como proponía la lectura más literal del Génesis. Tampoco es redención por sí solo. El trabajo puede ser emancipación o esclavitud, según quién lo administre. Recuperar la dignidad del trabajo implica también devolverle su dimensión filosófica: no solo hacer, sino comprender. No solo producir, sino significar.
Frente a la videocracia de la eficiencia y el espectáculo, pensar, escribir, leer, enseñar, escuchar, contemplar, también es trabajar.
Bibliografía y textos para ampliar:
Guitton, J. (1951). El trabajo intelectual. Editorial Encuentro.
Marx, K. (1844). Manuscritos económico-filosóficos.
Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar. Gallimard.
Arendt, H. (1958). La condición humana. University of Chicago Press.
Han, B.-C. (2010). La sociedad del cansancio. Herder.
Dussel, E. (2013). Filosofía de la liberación. Siglo XXI.
Trigo, A. (2008). El ocio como categoría política. Fondo de Cultura Económica.
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