La verdad, un problema filosófico

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 La Verdad: Será Verdad? | Pensamientos en la Noche

El tema filosófico de la verdad tiene dos aspectos: uno moral y otro gnoseológico. En sentido moral la verdad debería más bien llamarse ‘veracidad’, y consiste en dar a conocer a otro lo que uno realmente piensa. Lo contrario a la ‘veracidad’ es la ‘mentira’, que constituye una falta moral, cuya consideración pertenece a la ética.
En sentido gnoseológico, la ‘verdad’ consiste en juzgar qué es lo que es y qué no es lo que no es (o sea: en un acuerdo entre el juicio y el ser de las cosas juzgadas), y se opone a la ‘falsedad’, que consiste en juzgar qué es lo que no es o qué no es lo que es. Aquí hay un desacuerdo entre el juicio y el ser de la cosa juzgada. La falsedad o error no es una ausencia total de conocimiento (que se llama, en todo caso, ‘ignorancia’), aunque toda falsedad o error, en la medida en que lo es, envuelva una cierta ignorancia: se ignora cómo es en realidad la cosa juzgada, porque lo que falta es la adecuación del juicio con el ser de la cosa juzgada.
Se dice que hay verdad cuando las cosas son como nosotros juzgamos que son y que hay falsedad cuando son de otro modo de cómo juzgamos que son. Por lo tanto, la verdad es una relación de acuerdo entre nuestro pensamiento y el ser de las cosas. Pero ello no lleva a La Verdad, sino a nuestra verdad, una verdad parcial, subjetiva, sesgada por los condicionantes de un pensamiento unilateral.

Existe una imagen que se utiliza mucho en las redes sociales para intentar explicar el tema de la verdad, pero la verdad es que falla en hacerlo. Este dibujo que acompaña mis líneas ha sido publicado por mucha gente con mensajes como: "La verdad es una cuestión de punto de vista", o "la verdad absoluta no existe". Eso, es mentira. No es lo mismo verdad que percepción, la percepción es falible, como un espejismo en el desierto. La Verdad, con mayúsculas, es una sola, verlo diferente es no hallar la verdad. Claro que es mucho más trabajoso arribar a la verdad, porque implica investigación, estudio, análisis... Y la mayoría de la gente quiere algo ya digerido, prefiere la verdad regurgitada, y confía en lo que le llega sin cuestionarlo. 

En los medios de comunicación, y por ende en la sociedad toda, abundan ejemplos de verdades falsas, de verdades parciales, de verdades construidas. Son verdades sólo para un sector, el que representa ese medio de comunicación, y es funcional a los fines de los intereses que tiene como formador de pensamiento. En esta posmodernidad, la posverdad es un elemento clave para la construcción de discursos, que no importa si son reales o no, si tienen verosimilitud o no, si son verdaderos o no; lo que sí importa es que encaje en el discurso que se quiere construir, que sostenga la idea más allá de La Verdad, y sea útil para reforzar el pensamiento de las masas comandadas por un titular. Ya no importa que sea ético, la ética es cosa del pasado.


Marcelo J. Silvera


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