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¿Cuándo fue la última vez que reíste hasta quedarte sin aire?


Este fin de semana estuve en el 2° Congreso Internacional de Neurociencia y Coaching Conciencia en Acción. Viajamos en tándem con compañeros y compañeras de estudio. Los congresos suelen ser largos y cansadores, sobre todo cuando los oradores son densos, monótonos. Pero como aquí se trataba de temas motivacionales hubo mucha dinámica, juego, baile... y risas. Las primeras ovaciones fueron las que me hicieron poner la atención en qué ovacionamos ¿Por qué ese orador fue ovacionado y su antecesor solamente aplaudido? ¿Qué hizo diferente? ¿Aportó una teoría que cambiará el mundo? ¿Presentó la cura a la muerte, o la fórmula de la eternidad? NO, hizo que suceda lo que necesitamos que suceda: reír. Necesitamos reír.
La risa y el sentido del humor nos diferencian de los otros animales. Y por diversos factores reímos poco. Estamos en un tiempo y espacio atravesado por conflictos, crisis, cuestiones sociales, políticas y económicas que nos afectan en distintos niveles, e impactan directamente en niveles emocionales. Los medios periodísticos y de difusión masiva llenan sus espacios de "malas" noticias, y desde que despertamos estamos inmersos en muerte, violencia, inflación, delitos, etc. El cerebro pierde estímulos para activar el sentido del humor. Cuando algo o alguien nos hace reír nos devuelve esa sensación que necesitamos para generar las químicas que nos dan placer.
Nietzsche dice que la risa es "la maldad y la alegría por el mal ajeno, la alegría desbordante y la euforia, el refinamiento y la ligereza, el descargo afectivo de las tensiones  acumuladas  en  el  interior y también el carácter ingenuo y caprichoso del niño” ¿Por qué nos da tanta risa los videos de caídas de otros seres? ¿Es ese mal ajeno del que habla Nietzsche que nos da alegría? La verdad, sí. "Reír significa: ser malicioso, pero con  buena  conciencia", amplía. Pero no solamente la "desgracia" ajena nos hace reír; también reinos de nosotros mismos, de un chiste, del humor de los payasos.
Necesitamos reír, entonces, riamos, con ganas, hasta las lágrimas, hasta el dolor de estómago, hasta quitarnos la respiración. Sin olvidar que el mundo es lo que hicimos de él, que existe todo eso que nos pone tristes, pero sin olvidar también que la energía que necesitamos para cambiarlo está en la risa.

Y vos, ¿Cuándo fue la última vez que reíste hasta quedarte sin aire?

Marcelo J. Silvera


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