El cine: una exploración filosófica de la estética y su importancia cultural

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escenario POSTAPOCALÍPTICO. Cines clausurados, edificios abandonados y con telearañas, se exhibe la película MAD MAX. Estilo surrealista. A TODO COLOR.

El cine, como forma de arte visual y narrativa, ha capturado la imaginación humana y ha ejercido una profunda influencia en la cultura contemporánea. Desde una perspectiva filosófica, el cine puede ser examinado a través del prisma de la estética, explorando su impacto en la percepción humana, la creación de significado y su papel en la conformación de la identidad cultural.

La estética del cine aborda tanto los aspectos técnicos como los emocionales de la experiencia cinematográfica. Como señaló el filósofo alemán Theodor W. Adorno, "El cine es la forma de arte más importante del siglo XX", destacando la relevancia cultural y la complejidad estética del medio. Desde la elección de la composición visual hasta el uso del color y la luz, cada aspecto de una película contribuye a su impacto estético.

En este sentido, el cine ofrece una experiencia sensorial única que involucra la vista y el oído, permitiendo al espectador sumergirse en mundos imaginarios o reflejos de la realidad. Como afirmó el filósofo francés Gilles Deleuze, el cine es un "arte del tiempo" que nos permite experimentar la duración y la temporalidad de manera única. A través de la edición, la secuencia de imágenes y la banda sonora, el cine manipula nuestra percepción del tiempo y el espacio, creando una experiencia estética en constante evolución.

Además de su impacto estético, el cine desempeña un papel crucial en la cultura contemporánea al proporcionar un medio para la expresión artística, la exploración de temas sociales y políticos, y la transmisión de valores culturales. Como señaló el filósofo estadounidense Stanley Cavell, el cine puede ser visto como una forma de filosofía visual que nos invita a reflexionar sobre cuestiones fundamentales de la vida humana. A través de la narrativa y la representación visual, el cine nos confronta con preguntas sobre la moralidad, la identidad, el poder y la justicia.

Recientemente, todos los medios de comunicación de Argentina llenaron sus espacios con comentarios, análisis y críticas sobre los Premios Oscars. En parte, es una demostración de la colonización cultural, del encandilamiento por las luces de Hollywood, de aquello de que “lo del primer mundo es mejor”. Sin embargo, Argentina tuvo 8 nominaciones a los Oscars en toda la historia y ganó 2 premios como Mejor Película Internacional con La historia oficial de Luis Puenzo en 1985, y con El secreto de sus ojos de Juan José Campanella en 2009.
Si vemos el anaquel del Festival Internacional de Cine de Venecia: En 1985 ganó el León de Plata - Gran Premio del Jurado por Tangos, el exilio de Gardel de Fernando Pino Solanas. En 2015 se alzó con el León de Plata a la mejor dirección por El Clan de Pablo Trapero. En 2016 trajo la Copa Volpi para la mejor interpretación masculina por El ciudadano ilustre interpretada por Oscar Martínez. En el Festival Internacional de Cine de Berlín Argentina ganó 11 premios desde 1960; por citar solamente algunos de los tantos. La mayoría de las películas tuvieron el apoyo del INCAA.

El cine tiene el poder de construir y desafiar las narrativas culturales dominantes. Como observó el teórico de la comunicación Marshall McLuhan, el cine es un "medio caliente" que envuelve al espectador en una experiencia inmersiva que puede influir en su percepción del mundo. Desde películas que critican el status quo hasta aquellas que celebran la diversidad cultural, el cine puede actuar como un agente de cambio social al desafiar las normas establecidas y promover la empatía y la comprensión entre diferentes grupos sociales.

Hoy, Argentina tiene un gobierno nacional que pretende desmantelar toda la cultura. Se anunció un desfinanciamiento casi absoluto al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), se amenaza además con la venta del Gaumont y el cierre de los Espacios INCAA de todo el país (allí veremos qué hacen los gobiernos locales, si dan continuidad o se unen al vaciamiento cultural). En el plan figura también cerrar la plataforma digital Cine.AR, y terminar el apoyo a festivales como el de Mar del Plata. Un vaciamiento sin precedentes en la industria cinematográfica nacional.

El cine es mucho más que entretenimiento; es un medio de expresión artística, una herramienta para la reflexión y un espejo que refleja y moldea la cultura contemporánea. Desde los primeros experimentos cinematográficos hasta las producciones más recientes, el cine ha demostrado ser un arte poderoso y una fuerza transformadora en el mundo moderno. Lo que les molesta es que el cine no habla de ellos, las historias que se cuentan no son las de ellos, y si se contaran sería a modo de crítica. Como canta Jaime Roos “Nunca fuiste al cine / pero te molesta si otros / pasan sus veladas / disfrutando lo que dan”.


Marcelo J. Silvera


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