Ayer, 1° de marzo de 2025, con mi corazón siempre en El Paisito, miré toda la transmisión de la asunción del presidente Yamandú Orsi ( @orsi.yamandu ) en Uruguay. También seguí atentamente la apertura de sesiones parlamentarias en mi país, Argentina. Algunas impresiones y pensamientos que me dejaron ambos:
🔹 El índice de democracia global, que cada año elabora la Unidad de Inteligencia de “The Economist”, con sede en Londres, muestra a Uruguay en el primer lugar entre los países de América Latina y 15.º en el mundo. Esto no es casual, ni un "premio comprado", en la asunción del nuevo presidente estaba TODA la oposición (incluyendo a todos los ex-presidentes vivos), respetuosa y celebrante de los 40 años de democracia uruguaya. El saliente mandatario pasó la banda y saludó cordialmente.
🔹 Los discursos de Yamandú incluyeron pasajes como:
"Así como no hay República, ni libertad, ni convivencia pacífica sin democracia, tampoco hay democracia sin partidos políticos; bien sabemos que tenemos que atesorar esta construcción en tiempos donde proliferan las expresiones de antipolítica y las lógicas excluyentes. Seamos siempre adversarios, pero nunca enemigos. Y alejémonos todo lo posible del cinismo y la frivolidad, para no tener que lamentar el descreimiento en la política y sus consecuencias".
"Corresponde entonces agradecer a los partidos políticos de mi país, vasos comunicantes de la democracia con el pueblo, estructuradores de los debates civilizados, garantizadores del pluralismo democrático, vacuna contra los excesos surgidos del mesianismo".
"No llegamos al gobierno con la lógica de imponer. Personalmente me rebelo contra ese supuesto país de las dos mitades, donde la mitad que gana recurre al orden y mando, y la otra mitad debe estar poco menos que condenada a obedecer bajo protesta. Sepan que nunca supe llevarme muy bien con los muros, tampoco con los ideológicos".
🔹 Del otro lado del "charco", el Congreso lucía butacas vacías, toda la "oposición" (en realidad con una postura de oposición mediática, pero que vota a favor o favoreciendo al poder) no asistió cerrando más la posibilidad de debate y discusión de modelos diferentes y fortaleciendo la negación del otro que lleva adelante el gobierno.
🔹 Entre los "aliados", algún converso se quedó en el recinto y gritó a favor de la salud mental, pero fue atacado inmediatamente por el primer mandatario. En el discurso Milei se encargó de denostar a los otros mandatarios (anteriores y actuales), alabar a Elon Musk y anunciar "más destrucción" del Estado.
🔹 Sin dudas son dos modelos diferentes. Pero también son dos sociedades diferentes, dos culturas y dos educaciones.
💡 Platón ya advertía en La República sobre el peligro de la democracia degenerada en demagogia, donde los sofistas encantan con discursos altisonantes, pero vacíos de contenido político real. En contraste, la idea aristotélica de la politeia—una democracia bien equilibrada—parece encarnar en Uruguay, donde la areté política (virtud cívica) es defendida en sus instituciones.
Por otro lado, en Argentina presenciamos el avance de lo que Jacques Rancière llamaría una "desdemocratización", donde el poder busca excluir, deslegitimar al adversario y transformar la política en una lógica de aniquilación del otro. ¿Se gobierna para construir o para destruir?
Parece que en un lado del río se recuerda que la democracia es diálogo, mientras que en el otro se la confunde con un monólogo de insultos, donde el Estado es visto como una entidad enemiga que debe ser "aniquilada". Si seguimos esta lógica, ¿quién nos protegerá de la anarquía de mercado? ¿Acaso Elon Musk bajará del cielo en un cohete para enseñarnos el contrato social?
🌎 Dos modelos, dos filosofías, dos futuros posibles.
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