¿Cuánto deberías desaprender?

Todos acarreamos conocimientos adquiridos a lo largo de la vida, mandatos, máximas, valores, mitos... Muchos de ellos no propios sino heredados por la familia, la cultura, la sociedad, la religión, la escuela. Algunos no son conocimientos en sí (Conocimiento = entendimiento, inteligencia, razón natural), se trata de conceptos adquiridos por nuestra formación como seres dentro de un conjunto de seres con sus "conocimientos" compartidos.
En ocasiones esos datos limitan nuestras decisiones, nuestras acciones, nuestras posibilidades, limitan nuestros esquemas mentales.
Desaprender, o mejor aún des-aprehender, es dejar de lado esos conocimientos, actitudes, esquemas mentales, separándolos de otros nuevos que ahora cobran mayor importancia.
Es cuestionarse lo establecido, los esquemas y formas de actuar. Desaprender implica afrontar y resolver los problemas de forma diferente a la habitual. Como siempre sostengo: vivir la vida filosóficamente, cuestionando todo, repensando.
Desaprender no es lo contrario de aprender. Es dejar atrás una manera de comportarnos que nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra vida.
Desde niños nos acostumbramos a que siempre nos dijeran cómo se hacía exactamente cada operación, cada procedimiento, cada ejercicio escolar y sólo había una manera de hacerlo, quizá permitiendo, rara vez, la alternativa creativa que no se ajustaba a lo establecido. No nos dejaron demasiado espacio para la imaginación. Nos habituamos a un modelo rígido y cerrado  de aprender. Mecanizamos y automatizamos esta manera de actuar, y olvidamos que puede haber espacio para el cambio.
La educación hoy intenta atravesar un camino distinto, el de la resolución de problemas por sobre la metodología, es decir que se busca formar intelectualmente a seres capaces de resolver conflictos. Pero aquellos a quienes nos moldearon con la vieja escuela debemos aprender a desaprender, para poder aprender nuevas formas, más conscientes.

Y vos, ¿Cuánto deberías desaprender?

Marcelo J. Silvera