¿Te permites ser vulnerable?

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Brené Brown a través de su libro “Frágil: El Poder de la vulnerabilidad”  nos invita a mirar desde otro lugar “La Vulnerabilidad” aceptándola como una alternativa sorprendente que aporta propósito, compromiso y sentido a nuestras vidas.

Nuevas relaciones, entrevistas laborales, exámenes, procesos creativos, nuevos entornos profesionales… En un mundo como el nuestro, donde la perfección es la consigna y el éxito una necesidad, los desafíos nos colocan frente a frente con el aspecto de nosotros mismos que más nos cuesta aceptar: la vulnerabilidad. Y sin embargo en la vulnerabilidad radica nuestra mayor fuerza.
Con sabiduría, inteligencia y sentido del humor, la profesora e investigadora Brené Brown adopta un enfoque radicalmente nuevo al plantear la posibilidad de fracaso no como una debilidad sino como el camino más directo al coraje, el compromiso, las relaciones significativas y el sentido de la propia valía. Una forma más realista e infinitamente más eficaz de perseguir los objetivos vitales, que induce al lector a dejar atrás el “¿qué dirán?” para empezar a arriesgarse a lo grande. El resultado es una propuesta necesaria y eficaz, que trasciende el plano personal e invita a rehumanizar la educación, el trabajo y las relaciones.

Brene Brown encontró 2 tipos de personas:
  •     Quienes tienen un sentido de dignidad y sienten profundo amor y pertenencia
  •     Quienes luchan con eso y siempre se preguntan si son lo suficientemente buenas

La única diferencia entre las dos era que quiénes tienen el sentido de dignidad, creen que se lo merecen.
¿Y qué tienen en común las que tienen el sentido de dignidad, amor y pertenencia?
El coraje de ser imperfectos.
La compasión de ser amables primero con ellos mismos (no podemos practicar la compasión con otras personas si no podemos tratarnos con amabilidad).
Conexión, como resultado de la autenticidad; estaban dispuestos a dejar de lado lo que pensaban que deberían ser para ser quienes eran, algo absolutamente necesario para lograr la conexión.
Aceptaban plenamente la vulnerabilidad. Creían que lo que las hacía vulnerables las hacía hermosas. No hablaban de vulnerabilidad como algo cómodo ni tampoco decían que fuera algo insoportable. Sencillamente decían que era algo necesario. Hablaban de la disposición a decir primero “te amo”, de la disposición a hacer algo sin garantías, de la disposición de seguir respirando a la espera de la llamada del doctor después de la mamografía. Estaban dispuestas a invertir en una relación que podría o no funcionar. Pensaban que era algo fundamental.


Entonces, podemos permitirnos la vulnerabilidad del ser, no debemos ser siempre Superman o Supergirl, ni siquiera frente a nuestros afectos más cercanos (hijos, por ejemplo).

Permitamos que nos vean, que nos vean en profundidad, con nuestra vulnerabilidad; amemos con todo el corazón aunque no haya garantías; practicar la gratitud y la dicha en momentos de terror. Sólo ser capaces de parar y, en vez de pensar que va a suceder una catástrofe decir: “Estoy en gratitud porque sentirme tan vulnerable implica que tengo vida”.
Quizá lo más importante sea creer que somos capaces. Porque cuando trabajamos desde un lugar del “soy capaz”, dejamos de gritar y empezamos a escuchar; somos más considerados y amables con la gente que nos rodea, somos más considerados y amables con nosotros mismos.
Y vos, ¿te permites ser vulnerable?

Marcelo J. Silvera



fuente: https://recursoscoachingypnl.com/el-poder-de-la-vulnerabilidad.html

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