¿Qué deseas cuando comunicas?

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Jacques Derrida sostenía que en todo lenguaje siempre hay deseo. Desde la Ontología sostenemos que el lenguaje es acción, es creación, es generación; pues bien, también es proyección. El lenguaje proyecta aquello que deseamos, que anhelamos, que queremos construir o tener. Pero no es lo mismo construir que tener ¿se puede construir sin tener? Es que acaso ¿todo debe ser pensado desde lo material?
También el lenguaje es limitante. Nos limita nuestro lenguaje en las interpretaciones. Deseo puede ser un término que se convierte en la trama central de una novela rosa. Puede ser un anhelo. Deseo puede ser una acción erótica. O puede ser movimiento. O la acción y efecto de aspirar con vehemencia al conocimiento, posesión o disfrute de algo. Al menos eso dice el diccionario de nuestra lengua, sin embargo la construcción mental y cultural de cada uno de nosotros le da un significado.
Cuando (nos)comunicamos deseamos. Nuestro mensaje está envuelto en deseos. Transmitimos deseos, y el contenido del mensaje está apuntalando la construcción de ese deseo. En la mentira y en la verdad hay deseo. En todo lenguaje siempre hay deseo, visible o encubierto, pero hay.
El budismo y el taoismo sostienen que los deseos nos hacen infelices en cierta forma, ya que siempre se desea aquello que no se tiene; su intención es reducir los deseos al mínimo, des-desear, sobre todo des-desear aquellas cosas que el capitalismo nos hace creer que son importantes para nuestras vidas, pero no son más que elementos producidos para producir el deseo de tenerlos. Dicen las técnicas orientales de meditación que el ser humano tiene en sí mismo todo lo necesario para la felicidad, es decir, no necesita de nada externo, de nada material.
Las pantallas, las hojas, los parlantes, los escaparates, nos llenan de deseos de posesión. La felicidad siempre parece ser tener tal o cual nuevo producto. La felicidad es la sonrisa perfecta que solo logra el dentífrico X; y el manejar el auto X que tiene incorporado el único GPS que conoce el camino a la felicidad; o lo que sea que sea. Lo que no significa que el deseo sea malo; una cosa es deseo, otra consumismo. 

Y vos, ¿Qué deseas cuando comunicas?
Marcelo J. Silvera


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