Séneca (siglo I D.C.) decía “la iniciativa enseña a actuar, y no a hablar”. La iniciativa es definida como la acción de adelantarse a los demás en la palabra, en la acción. En el ámbito laboral, social, y hasta familiar, se relaciona con hacer lo que es necesario hacer sin que antes sea mandado o insinuado, para lo cual es necesario estar pendiente de la realidad que nos rodea e interpretarla adecuadamente. 

Asimismo, la iniciativa también puede ser considerada como un pensamiento orientado hacia la acción: una persona es activa cuando posee una tendencia cotidiana a descubrir, a buscar o a crear las ocasiones de accionar. Por lo tanto, una persona no es activa por moverse mucho o por reaccionar con vivacidad, sino por el impulso interior que siente de emprender seriamente tareas útiles, de afrontar riesgos, de remontar obstáculos y de aportar iniciativa. 

El valor de la iniciativa supone ver la realidad como algo que “me toca hacer” en vez de como algo “que sucede”. Muchas gentes culpan a la suerte, o lamentan no tener éxito, no ser beneficiarios de oportunidades, ni mejorar sus condiciones laborales, cuando reaccionan con total apatía ante sus tareas sin aportar iniciativa o aguardando "la orden" para hacer (incluso escapando de ellas o evitándolas). Sin iniciativa no hay modificaciones de nuestro entorno, nada cambia si no actuamos diferente, si no aportamos acción, si no somos parte.

Y vos, ¿Tomas la iniciativa en tu vida?

Marcelo J. Silvera