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¿La duda te limita?



René Descartes dice que la duda, la duda ejercida metódicamente, es el recurso más importante del razonamiento. Este filósofo francés lo plantea en una época donde el pensamiento estaba envuelto del misiticismo que implican las religiones, donde la mayor cantidad de dudas tienen como respuesta la fé, y allí se acaba la discusión.
La duda surge constantemente como elemento principal del pensamiento humano, dudamos todo el tiempo. Pero la duda puede ser un conductor hacia el pensamiento, hacia la reflexión, hacia el cuestionamiento en busca de una evolución del pensar; o puede ser un condicionante para nuestras acciones y relaciones.
El limitante no radica en la duda, la duda dispara el pensar; el limitante radica en qué emocionalidad nos invade con la duda, y qué coordinaciones para la acción concretamos en la duda. 
Cuando surge la duda, la acción inmediata posterior ha de ser el pensar, reflexionar sobre la duda, comenzar a desmenuzarla, comprobar su veracidad, sus fundamentos, ¿qué me hace dudar? ¿cuáles son los motivos que me hacen dudar? ¿de qué manera demuestro la validez de la duda? Si me autocuestiono, si pongo en duda la duda misma, muchas veces comenzarán a aparecer juicios infundados, limitantes propias que me hacen estar en duda. La duda es una expresión de nuestras limitantes. Cuando los juicios infundados pueden eliminarse, en ocasiones, la duda no era válida, y podemos desecharla.  
Si los juicios tuvieran fundamentos, fundamentos comprobables que resistan la duda de la duda, permitirán la coordinación de conversaciones para la acción, es decir que una vez validada la duda con nuestros fundamentos y razones para dudar, es tiempo de contraponerla con el otro. La falta de comunicación eficaz es el principal motivo de las disputas, por lo tanto para convertir la duda en certeza se debe confrontar la realidad del otro, sin ponerlo en discusión no será más que una duda interna, algo que creo que es así pero no puedo demostrar más allá de mi convicción de que es así, de que es así porque yo lo digo. Esta postura nos pone en la posición de quien se cree dueño de la verdad absoluta y todo lo etiqueta acorde a su emocionalidad, generalmente imparcial, caprichosa.

Y vos, ¿La duda te limita?

Marcelo J. Silvera


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