¿Piensas o dejas que pasen pensamientos?

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Para los seres humanos es imposible no pensar. Los pensamientos fluyen, incluso cuando no quisiéramos, aparecen, se multiplican, se bifurcan. Pero, ¿estamos pensando o dejamos que los pensamientos aparezcan y se generen? ¿Cuál es la diferencia? El primero de los casos, pensar, involucraría una acción deliberada de analizar y cuestionar ese pensamiento que surge; el segundo, deja en libertad la idea para que se desarrolle sola, tome autonomía y se materialice. 
Como ya hemos abordado en otras oportunidades, el pensar filosófico no es privativo de quienes ostentan un papel colgado en la pared que los habilita a pensar. Lejos de ese planteo, (en ocasiones fijado por "los dueños del pensamiento", o sus cómplices), todos nos asomamos en ocasiones al pensar filosófico; en ocasiones más profundamente que en otras. Por ejemplo, cuando reflexionamos sobre la muerte, comenzamos a realizar distinciones sobre la muerte; reflexionamos de una manera sobre la muerte de un familiar directo, y el impacto que tiene en nuestras vidas; reflexionamos de otra manera sobre la muerte de alguien que no conocemos pero vemos en los noticieros. En la primera instancia reflexionamos sobre lo que representa para mi la muerte en ese caso particular, en la segunda podemos ir más allá y pensar qué es la muerte. Allí nos asomamos al pensar filosófico, aunque sin método, casi como hobby.
¿Qué diferencia al pensar filosófico? Dice Rafael Echeverría en Por la senda del pensar ontológico (2010) que hay tres elementos a destacar:
-El primero implica reconocer que sin aquella primera instancia de reflexión no sería posible que llegremos a la segunda. Es decir, si no me doliera la muerte no podría pensar en la muerte; no somos capaces de profundizar en el pensamiento sobre algo que desconocemos.
-El segundo elemento destacable es que cuando abordamos esta segunda instancia la reflexión solemos plantearla en propopisión de identidad. ¿Qué es la muerte? Con respuestas que iniciarán con la sentencia "La muerte es..." Le damos entidad, pasa a SER.
-El tercer elemento apunta a lo que caracteriza el paso de un nivel de reflexión al otro. Lo que define ese cambio de instancias es una particular operación que se encuentra en el corazón del pensar filosófico: En el primer nivel nos encontramos con una muerte que tiene 1000 caras, todas diferentes; no será igual la muerte de mi padre que la muerte de esa mujer que arrolló el tren a 600 kms de mi casa. Cuando paso de nivel, las experiencias se convierten en el hecho, todas las muertes son la muerte; de la multiplicidad pasan a la unidad. 
Este es el rasgo fundamental del pensar filosófico. Con la filosofía evitamos quedar atrapados en la particularidad de las experiencias concretas. Evitamos pensar que esto que me sucede es lo que sucede siempre. Pensar, es profundizar hasta deconstruir nuestra propia idea.

Y vos, ¿Piensas o dejas de pasen pensamientos?
Marcelo J. Silvera


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