¿Comunicas efectivamente?

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Retomamos lo que comenzamos a abordar en el post ¿Desarrollas la inteligencia emocional? Ya hablamos de la autoconciencia; de la comprensión y análisis de emociones; y de regulación de emociones. Hoy abordaremos las habilidades de comunicación verbal y no verbal.
La  Inteligencia  Emocional  supone  la  habilidad  para  percibir,  evaluar  y  expresar  con precisión  las  emociones,  la  habilidad  para  acceder  y/o  generar  sentimientos  cuando éstos  facilitan  el pensamiento,  la  capacidad  para  comprender  las  emociones  y  el conocimiento emocional y la habilidad para regular las emociones a fin de promover el crecimiento emocional e intelectual. (Mayer y Salovey, 1997, p. 701)
La  inteligencia  interpersonal  lleva  consigo habilidades  de  comunicación  verbal  y  no  verbal,  que  se  relacionan  con  habilidades  de colaboración,  manejo  de  conflictos,  promoviendo el  espíritu  de  equipo,  respeto  a  los demás y ser respetados.  
Cuando cuentas con inteligencia emocional sabes expresar tus emociones y sentimientos adecuadamente, así como expresar las necesidades relacionadas con estos sentimientos. Dispones de un vocabulario emocional rico. Además posees habilidades para el lenguaje corporal; sabes comunicarte asertivamente con tu cuerpo y sabes leer lo que otras personas transmiten con su cuerpo.
La comunicación es algo que aprendemos, no es innato, y por lo tanto podemos mejorar, cambiar, perfeccionar. La comunicación efectiva es una habilidad que se puede desarrollar, potenciando aspectos personales e interpersonales como la inteligencia emocional.
Una comunicación poco asertiva y confusa puede generar malentendidos y problemas, por lo que es importante conocer las claves que nos ayudarán a comunicarnos en forma efectiva, para ello, el mensaje tiene que contener las 7 C básicas de una presentación en público (se pueden aplicar a las conversaciones individuales):
  •     Claro. Es importante que el mensaje que queremos comunicar sea claro para que nuestra audiencia lo entienda bien, y para eso tenemos que tenerlo claro nosotros mismos. Porque si no estamos seguros, los demás tampoco lo estarán. Así que antes de hablar o escribir hay que decidir qué es exactamente lo que queremos comunicar, cuantos menos puntos mejor.
  •     Conciso. Decir lo que tenemos que decir de la forma más sencilla y corta, no nos vayamos por las ramas. Eliminar frases o palabras innecesarias, ¿para que utilizar dos párrafos si lo podemos decir en tres frases? Procurar, además, que sea fácil de entender. Especialmente si es algo importante, que la gente no tenga que descifrar lo que queremos o leer entre líneas.
  •     Concreto. Ser específico y dar todos los detalles necesarios, ni más ni menos. Que dejemos claro qué tienen que hacer, cuándo, cómo y con quién.
  •     Correcto. Procurar adecuar nuestro estilo de comunicación al oyente, prestar atención a los términos técnicos, comprobar la ortografía y ¡pronunciar bien los nombres!
  •     Coherente. Que lo que digamos tenga su lógica, que todos los puntos que queremos transmitir estén conectados, se sigan de forma natural y sean relevantes para el mensaje.
  •     Completo. Evitar prescindir de todo aquello que sea esencial para que los demás tengan claros todos los puntos importantes.
  •     Cortés. Ser asertivo no significa ser agresivo, es importante que nos comuniquemos con educación y respeto, teniendo siempre en cuenta a la otra persona, especialmente en situaciones delicadas.
Y vos, ¿Comunicas efectivamente?

Marcelo J. Silvera


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