¿Tienes adaptabilidad a los cambios?

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Continuamos abordando esta serie de posts, donde profundizamos aquello que comenzamos en el post ¿Desarrollas la inteligencia emocional? ya hablamos de la autoconciencia; de la comprensión y análisis de emociones; y de regulación de emociones; de las habilidades de comunicación verbal y no verbal; de las habilidades sociales; la empatía; y las habilidades de motivación; del autocontrol; y de la habilidad de manejo del estrés y de solución de problemas; en esta ocasión profundizaremos en la Adaptabilidad:
En ¿Quién se ha llevado mi Queso? Spencer Johnson (2000) nos presenta un relato que se constituye en una magnífica parábola que nos enseña cómo hacer frente al cambio. Ahí se narra la historia de dos ratones (Sniff y Scurry) y dos “personas pequeñas” (Hem y Haw) que viven en un laberinto. El queso es una metáfora que alude a aquello que es lo más deseado en la vida: para un ratón puede ser un simple queso; para las personas puede ser cualquier cosa ligada a nuestras más fuertes querencias y apegos (sean entidades tangibles o intangibles).
Lo interesante es que a través de esta historia se nos revelan profundas verdades sobre el cambio y de las formas en que las personas lo enfrentan. Nos muestra como a veces los sentimientos de desconcierto ante el cambio pueden llevarnos a la “paralización psicológica”, la cual nos conduce a un callejón sin salida. Por otro lado, nos enseña cómo el aceptar el cambio (e incluso el buscarlo activamente) y el hacer algo al respecto, nos ponen en el camino adecuado para crecer y descubrir nuevos y mejores horizontes.
Central en esta metáfora es la asimilación del concepto de adaptabilidad, y lo que ésta involucra (sentido de realidad, flexibilidad y capacidad para responder eficientemente). Resulta inevitable advertir el nexo que estas dimensiones tienen con la inteligencia emocional. Las personas con una gran capacidad de inteligencia emocional tienen el control de las emociones y, por ende, presentan, frente a los diferentes desafíos cotidianos, una alta flexibilidad y adaptabilidad a los cambios imprevistos. En otras palabras se comprendió que no sólo bastaba con un alto Coeficiente Intelectual sino que, la persona era mucho más productiva si poseía un control de la inteligencia emocional puesto que esto le generaba mucha más adaptabilidad y flexibilidad ante los cambios. La meta es permanecer abierto a las ideas y los enfoques nuevos y lo suficientemente flexibles como para responder rápidamente a los cambios; una mente abierta.

Y vos, ¿Tienes adaptabilidad a los cambios?
Marcelo J. Silvera


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